sábado, 17 de febreiro de 2024

El PPdeG, Feijóo, y la Xunta: Relación parasitaria.

A lo largo de todos los años que he escrito en este blog, creo que lo que más recurrentemente me ha enervado ha sido concretamente una persona; Núñez Feijóo. En 2009 llegó a la Xunta por medio de una campaña no sucia, lo siguiente, infinitamente más que la campaña del PP este 23-J, una campaña trumpista (sí, antes de Trump), llena de acusaciones de las que después se olvidaron (y que casi nadie se ha acordado de verificar una vez llegó el PP a la Xunta). 

Miente, que algo queda. Había en juego muchos intereses económicos, porque es lo que pasa cuando quieres cambiar las estructuras de un lugar, algo en lo que quizás fueron demasiado ambiciosos en el bipartito y en lo que tuvieron que tener más mano izquierda, aunque a “toro pasado” es fácil decir esto. Por este motivo, cuando Feijóo fue investido presidente hay una foto muy ilustrativa, foto en la cual le vemos abrazado al todavía hoy presidente de Iberdrola, Sánchez Galán, que poco menos le entra a morro a Feijóo. No es para menos, Feijóo iba a echar abajo un plan eólico con contratos ya firmados para beneficiarle a él y a su empresa. Creo que la Xunta todavía sigue pagando indemnizaciones a día de hoy… 

Hay dos situaciones ilustrativas de mi círculo cercano que ilustran muy bien cómo era el ambiente el año que ganó Feijóo y de cómo influyó la propaganda y el marco mental que se fijó en la sociedad gallega, siendo estos dos ejemplos de dos personas que generalmente votan a la izquierda. Me acuerdo que mi pareja, por aquel entonces, cuando ya se supo el resultado, al poco, sonó el teléfono y era su madre, y se pusieron a hablar; después de los “¿cómo estás?” y demás preguntas de rigor, cuando comentaron las elecciones ella le dijo con suma indiferencia, “sí, parece que Nao está muy enfadado con el resultado”. Otra situación semejante fue la siguiente; charlando un día con una amigo mientras tomábamos unas cañas nos pusimos a hablar de política sin profundizar mucho, hasta que me dijo lo siguiente; “sí, porque el bipartito era un caos”. Recuerdo que cuando me soltó eso, cansado de escuchar ese mantra en personas de derechas, le respondí algo airado, “¿me quieres decir qué entiendes tú por caos?”. No me supo responder, solo dijo cosas poco concretas, las que leía en La Voz de Galicia o, ya después de que Feijóo llegase a la Xunta, escuchaba en TVG. El tema del bipartito PSdeG-BNG ha sido el conejo que Feijóo ha sacado de la chistera para justificar alguna situación con poco arreglo, porque lo cierto es que el PPdeG a día de hoy, casi 15 años después, todavía sigue con el mantra del bipartito y el caos.

Un poco estos dos ejemplos definen muy bien cómo respirar una una parte sustancial de Galicia. Son dos reacciones de indiferencia ante un cambio político que costó mucho conseguir, porque aquí siempre ha gobernado el PP o anteriormente AP (el PP antes de llamarse PP), salvo un paréntesis entre el 87 y el 89 con gobierno del PSdeG y Coalición Galega, y el periodo del bipartito (2005-2009) con gobierno de PSdeG y BNG. 

Y es que el PP en Galicia, más que en ninguna otra parte, tiene un sentido patrimonial del poder, es suyo, y si alguien “ocupa” ese puesto hará lo que haga falta por recuperar su puesto, porque ese es el orden natural de las cosas. Embarrará el campo lo que haga falta, y si hay que soltar trolas diciendo que un candidato maltrataba a su mujer siendo mentira, se dice, si hay que decir que los coches oficiales de la Xunta costaron un ojo de la cara y lo hizo el bipartito (cuando eran todos de época de Fraga), se dice, si hay que mentir diciendo que el bipartito te va a robar las tierras, se dice… 

En aquella campaña fue muy comentada otra foto; en esta ocasión del vicepresidente, Anxo Quintana, saliendo del yate de un empresario de la construcción, Jacinto Pérez. La foto no me acuerdo si la sacó ABC o La Voz de Galicia, pero corrió como la pólvora durante la campaña. Jacinto Pérez era uno de los principales sufragadores de Xornal, un periódico que pretendía competir con La Voz de Galicia, pero desde un punto de vista más progresista. Pues bien, el periódico siguió existiendo después de que perdiera la Xunta en 2009 el bipartito, pero una vez que ganó las generales el PP, en 2011, a Rajoy le faltó tiempo para llamarle y decirle que o cerraba el periódico o no iba a tener un puñetero contrato para construir en España mientras él fuese presidente… eso cuentan las crónicas. Se cargaron hasta las hemerotecas de internet porque cerraron la página prácticamente el día que anunciaron que cerraban. Por otra parte, paradójicamente, años después, cuando Feijóo se planteaba su salto a Madrid apareció en un medio conservador la famosa foto de Feijóo y Marcial Dorado (un narcotraficante) en un yate. 

Los mismos medios que señalaron a Anxo Quintana ahora dejaban que la foto hablara por sí sola, no quisieron hacer mucha más sangre. Y es que se cuenta que fue una rival de Feijóo, Soraya Sáez de Santamaría (vicepresidente con Rajoy), la que filtró la foto para que Feijóo no le hiciese sombra y se quedase en Galicia. Y lo cierto es que se habló en Madrid mucho de la foto, pero en Galicia la cosa fue distinta; y es que en Galicia no hay prensa, hay un NODO informativo. Las cabeceras de las siete ciudades son deficitarias, y se nutren en gran medida con los fondos de la Xunta, los cuales a priori están destinados para aquellas cabeceras que usen más el gallego… cosa que apenas cumple alguna. La diferencia de la línea editorial de TVG y esos periódicos es casi inexistente; hemos tenido casi 15 años de panegíricos dedicados a Feijóo, algo que ni en época de Fraga se hizo de forma tan descarada. Por otra parte, en este aspecto destaca La Voz de Galicia, el periódico más vendido de Galicia y una suerte de portavoz de la Xunta de facto. La transformación es evidente, dado que ha pasado de ser un periódico que antes daba voz a toda la sociedad gallega a convertirse en un medio sumamente parcial y que a día de hoy ya no engaña a nadie, porque cada año se escoraba más y más a lo que es hoy en día; una farsa.

Como ya avanzamos, su línea editorial poco se diferencia de TVG, que a día de hoy solamente tiene en la práctica como elemento diferenciador su obsesión por poner orquestas y fiestas. De todas formas, cuanto tienen que dar caña y seguir la línea del partido la dan. Os pongo un ejemplo ilustrativo; esta semana, Marta Darriba (la presentadora estrella del “telexornal” mediodía, el telediario del mediodía) empezaba atacando al BNG y comparándolo con ETA, un hecho en el que La Voz de Galicia ha insistido varios días también, coincidiendo con la estrategia del PP de forma bastante flagrante. 

Pero, ha sido algo puntual, porque nuevamente han intentado retomar lo que ha sido la tónica de estas últimas semanas; aquí no pasa nada, la táctica del PP desde 2012 cada vez que hay elecciones a la Xunta. Pero sobre todo, se ha buscado ocultar la campaña por lo sucedido en el desastroso debate de Rueda al principio de la misma, siendo paradójicamente Marta Darriba una de las moderadoras (barriendo para “casa” de manera evidente, por cierto, puesto que Rueda podía interrumpir siempre y los demás eran reprendidos si lo hacían). Con todo, no a todo el mundo le gusta ser un estómago agradecido, como a ella, y desde hace varios años muchos trabajadores se manifiestan cada viernes contra la manipulación flagrante que existe, habiendo relegado a trabajadores a puestos marginales cuando estaban en programas de máxima audiencia si estos eran ariscos contra el “manual”, llegando a sufrir hace varios años dicha penalización los dos principales presentadores del “telexornal”. Llevan 300 “venres negros” protestando los trabajadores de CRTVG; echad cuentas de cuántos años significa eso… 

Esta es la Galicia de Feijóo, una Galicia en la que sí, no existe el extremismo de los lugares más cañís como Madrid o Castilla y León, porque aquí no hay Vox que valga, pero aquí está todo “atado y bien atado”. Porque sí, Galicia es conservadora, pero el gallego en todo caso es español a su manera, y de hecho desde hace siglos cuando emigraba nunca decía que era español, decía que era gallego, no por un afán de diferenciación, sino porque la identidad gallega es muy marcada, es secular, y por ese motivo el PP en la campaña de la Xunta nunca ha querido la presencia de líderes estatales, hasta esta campaña, y paradójicamente ese hecho puede coincidir con la llegada de una presidente nacionalista a la Xunta… Por otra parte, hay que pensar que Fraga se hizo presidente de la Xunta con un discurso galeguista, no centralista, y elogiando a Castelao, pensador del cual vetó un homenaje cuando era ministro franquista… Bueno, eso, y tampoco se puede olvidar el viaje que él hizo a la Cuba invitado por Fidel Castro (dictador comunista de la isla) y el que hizo el propio Castro a Galicia de su mano… 

La galleguidad es difícil de entender para la gente de fuera, los castellanos (aunque estemos cerca geográficamente de ellos son lo más opuesto a nosotros en forma de ser y pensamiento), por ejemplo, dicen que ni subimos ni bajamos, y yo cuando escucho eso siempre les digo que ellos son unos más bordes que una esquina, y que nosotros no. De hecho, me hace gracia la cantidad de periodistas que cubren la realidad política del congreso-senado y de la Comunidad de Madrid, en general, y que estos días intentan explicarnos a los gallegos qué pasa en Galicia… Fallan más que una escopeta de feria, porque el contexto gallego no se ve afectado por temas como la “amnistía”, no, incluso habrá votantes del PP de aquí que les parecerá necesaria, estoy seguro. La gente cuando vota a la Xunta vota a la Xunta, no al Congreso, como puede pasar en otras partes. Galicia no es cañí. Lo usual para comprender la realidad gallega es preguntarle a los periodistas de aquí, y según se comenta, eso ni si lo plantean; ponen el filtro M-30 y a tomar por culo. Un poco hacen también los catalanes, pero ni de lejos con la misma intensidad, porque parece que estos sí que han preguntado más a los profesionales de aquí.

Lo que más me revienta es que en estos casi 15 años los medios de “izquierda” capitalinos han pasado de Galicia como de la mierda, han comprado el relato de Feijóo-moderado sin pestañear, y no se han preocupado por lo que hacía. De hecho, en época de Casado lo contraponían a él, para señalar que este era un extremista en comparación con Feijóo… vaya golpe de realidad se han pegado. De todas formas, de alguna manera consideraban que estaba bien que Feijóo estuviera aquí ganando mayoría absoluta tras mayoría absoluta. Qué pasa, que tras 15 años de degradar poco a poco pero de manera continuada los servicios públicos la situación se resiente (Galicia es un país envejecido, además), y, desde la perspectiva capitalina, por otra parte el hecho de que Feijóo lleve dos años en Madrid ha implicado que, claro, haya puesto en práctica las mismas tácticas que antes ponía aquí, las mismas que, se conoce, a El País o El Diario le parecían nimiedades (cosas de gallegos, quizás), pero la cosa cambia cuando toca sufrirlas en la Villa y Corte… 

Galicia, en fin, era una pieza importante para esos medios, supongo, quiero decir, era importante que no se convirtiera en Euskadi o Cataluña, una pieza de caza, si lo preferís, por eso en la primera campaña que ganó Feijóo en 2009 El País y la SER miraron para otro lado ante los ataques salvajes y falaces contra el bipartito. Lo que pasa es que ahora la situación no es la misma, y desde Ferraz ven necesario que el PP pierda la Xunta, sean ellos segundos o terceros, les da igual. De hecho, no es extraño que FAES (una suerte de centro de estrategia política de la derecha) diga esto del PSOE; “¿es patriótico arriesgar el gobierno de la única comunidad sustraída al proyecto desnacionalizador del saoberanismo?”. 

Eso es lo que somos para la intelectualidad política de Madrid, pero las cosas han cambiado por una mutación de estrategia en la izquierda capitalina; por ese motivo, ahora toda la prensa de Madrid (inclusive la de izquierdas) se vuelca en esta campaña, y también es cierto que por primera vez hay una candidata que ha sabido ilusionar, aunque prefiriría que el BNG fuese más transversal de lo que es ahora, pero bueno, no estamos para ponernos estupendos. La cosa ha cambiado porque durante esta campaña han pasado cosas, y a partir de la primera reelección de Feijóo en Galicia antes en las campañas lo que se buscaba es que no pasara nada para que la gente votase lo de siempre y la izquierda se abstuviese conscientes de que votar era casi tontería, pero esta vez han pasado “cositas”, y por primera vez desde 2005 hay ilusión por cambiar las cosas.

Si mañana el PP no consigue la absoluta y los diputados que saque el trastornado y trumpista de Jácome no sirven para que la alcance me sentiré como Frodo cuando le dice a Sam después de que se destruyera el Anillo Único, “se acabó, se ha ido”… Ya simplemente por ver cómo sufre el PPdeG habrán valido la pena estas dos semanas. “Quen ten cú ten medo”, como decimos en Galicia (“quien tiene culo tiene miedo).


xoves, 20 de xullo de 2023

Hay que convencer a gilipollas para no irse al guano… Esto vale para las elecciones y para la vida en general.

Hago mía esta reflexión de Ignatius sobre las elecciones de este domingo, 23-J; si la izquierda no gobierna es que no hemos sido capaces de convencer a un número significativo de gilipollas y la derecha sí. Como gobierne Feijóo con los fascistas no sabéis lo que se nos viene encima, abstencionistas… 

domingo, 22 de xaneiro de 2023

Tolkien y la eternidad: 1.


Últimamente, a propósito de la criticada serie (principalmente) por el facherío The Rings of Power, he vuelto a releer a Tolkien, y la verdad es que creo haber entendido mejor su obra si la interpreto desde la óptica de la eternidad, un asunto que en cierta medida siempre me ha interesado porque trata sobre el más allá, temática que a Tolkien como devoto católico no es nada extraño que le interesase trasladar a su obra de ficción, un extremo que parece confirmar el autor en sus cartas. Abundando en este tema, aunque me considero agnóstico es probable que al hacerme más viejo quizás cada vez me toque más pensar en estas cosas, dado que ya no es extraño que gente a la que quieres te deje para siempre porque su vida ha llegado a su término, y también en parte porque uno ya es consciente de que quizás el día menos pensado tendrá que trasladarse al otro barrio (aunque sea por una muerte absurda, de un macetazo en la cabeza se ha muerto más de uno, por ejemplo), como se dice coloquialmente. Con todo, siempre he sido algo transcendental, a mi manera, de manera que estos temas siempre me han interesado.

Sea como fuere, intentaré condensar el mundo de Tolkien en dos o tres posts más, de forma que no hará falta explicar absolutamente la mayor parte de las batallas si tenemos como hilo conductor la inmortalidad, o mejor dicho, el ansia de la inmortalidad como leitmotiv de los textos de este autor. Por otra parte, en el fondo estos posts no dejarán de ser una forma de explicarme a mí mismo el imaginarium de Tolkien desde esta perspectiva, que es precisamente para lo que sirven muchas veces los textos, para que el autor ponga sus propias ideas en claro.

Así, el universo creado por Tolkien va más allá de ser una serie de obras sobre un mundo de fantasía, realmente tiene un trasfondo humano muy potente, el cual ha transcendido generaciones y que no hay duda de que lo seguirá haciendo por otras muchas más que están por venir. De esta manera, un profesor de filología inglesa de la Universidad de Oxford que escribía cuentos para entretener a sus hijos acabó por componer una obra a lo largo de su vida que fue perfeccionando y puliendo en sus ratos libres y cuando la vida misma le dejaba un rato de libertad. La obra fue cobrando vida de tal forma que incluso llegó a mandarle a su hijo Christopher capítulos durante la II Guerra Mundial para que se entretuviera y para que así pudiese evadirse leyéndolos (en medio de tanto horror). Este hecho es interesante dado que su primera obra, El Hobbit, la publicó en 1937, pero no sería hasta 1954 cuando publicase la trilogía de El Señor de los Anillos, de manera que lo que le pasaba a su hijo Christopher durante la guerra no eran otra cosa que los borradores de lo que sería su obra cumbre. Con todo, si bien El Señor de los Anillos era una obra que continuaba la historia de El Hobbit, nunca llegó a publicar en vida las historias anteriores cronológicamente a ambos trabajos, relatos que serían editados en 1977 por Christopher cuatro años después de la muerte de su padre en base con sus escritos muchas veces inacabados. Dichos relatos serían compilados en lo que hoy conocemos como El Silmarillion.


En lo que respecta principalmente a El Señor de los Anillos, en la obra también hay parte de las experiencias vitales del propio Tolkien, principalmente las que experimentó durante la I Guerra Mundial, de forma que a consecuencia de ella abjuró de la industrialización (a la que echaba la culpa por fomentar un desarrollo armamentístico sin igual en la historia de la humanidad) y abogó por la vida tranquila y el respeto por la naturaleza, ambos elementos característicos de los hobbits en su legendarium, de forma que uno de sus miembros, Frodo, sería quien habría de salvar al mundo de la destrucción que la tiranía de Sauron hubiese propiciado. A propósito de Frodo, el compañerismo con Sam (que raya lo gay en las películas de Peter Jackson) lo justifica Tolkien por la lealtad que se adquiere durante una guerra, un compañerismo a prueba de bombas, nunca mejor dicho.


Pero si bien, como acabamos de señalar, cuando se analiza la obra de Tolkien esta confrontación entre bucolismo e industrialización (y la consecuente destrucción del medio) está presente, en algún momento también el autor habla de algo que es más profundo que esta dicotomía; la eternidad. Así, este concepto ayuda entender tanto la corrupción de los hombres e incluso la de los propios elfos, las razas de seres más importantes dentro de su obra. Este extremo puede llevarse a cabo dado que seres superiores en poder a ellos, tales como Morgoth (un valar) y posteriormente Sauron (un maiar), jugaron con esta ansia; en el caso de los hombres para así obtener la inmortalidad no solo del alma sino también del cuerpo, y en el caso de los elfos para evitar el deterioro del mundo y en consecuencia el suyo propio (dado que su cuerpo y alma eran inmortales en tanto y cuanto existiese el mundo, a diferencia de los hombres cuya alma era inmortal incluso si el mundo llegaba a su fin), conceptos ambos que se explicarán más adelante al relatar la segunda edad del sol a propósito del hundimiento de Númenor y la forja de los anillos de poder. 


Sea como fuere, la narración de esta obra se encuentra con un gran problema para algunos lectores, y es que parece algo densa en base con algunas descripciones que para ciertas personas resultan excesivamente detalladas. Estos relatos tienen en parte como inspiración las sagas nórdicas y anglosajonas, así como las leyendas célticas y los relatos mitológicos mediterráneos, lo cual hace que haya historias, principalmente en El Silmarillion, que se entrelazan entre sí para poder comprenderlas, pero quizás lo que hace que haya gente que se pierda (también principalmente en El Silmarillion) son los árboles genealógicos, que, ciertamente, en algunos casos si no los tienes claros te haces un lío importante, de forma que el lector se pierde entre tanto nombre y genealogía… Con todo, desde mi punto de vista, el trasfondo normalmente suele ser tan bonito que hace que valga la pena leer esos pocos pasajes que puedan parecer algo tediosos, de manera que si bien esta obra quizás para algunos paladares no tiene un ornato efectista en el uso de la palabra, muchos trabajos que sí disponen de estos elementos tienen un fondo más vacío y menos fascinante que el que nos ocupa.


Con respecto a la densidad de personajes hay una anécdota bastante curiosa y conocida; cualquiera que haya estado alguna vez en Oxford tiene conocimiento de un pub muy popular, el Eagle and Child, en el cual Tolkien durante treinta años cada martes por la mañana se reunía en la misma sala con sus amigos (todos ellos profesores universitarios), un lugar que el propio pub recuerda con una placa a día de hoy. Se hacían llamar The Inklings, y en estas reuniones se comentaban los libros que estaban leyendo o lo que estaban escribiendo, pero como estaban bebiendo cerveza muchas veces estaban de broma. Entre los integrantes de estas reuniones estaban el propio Tolkien y C.S. Lewis (autor de Las Crónicas de Narnia), de forma que en ella se llegaron a leer fragmentos tanto de la obra de Lewis como de la de Tolkien. Así, cuando decía que era una reunión desenfadada me refiero por ejemplo al hecho de que cuando Tolkien leía fragmentos de lo que escribía a Hugo Dyson al parecer no le interesaban en absoluto y se aburría, de manera que se hizo famosa la mofa recurrente que hacía de Tolkien cuando leía, “oh no, another fucking/bloody elf!”. No obstante, este tipo de bromas con el tiempo a Tolkien cada vez le gustaba menos y en consecuencia dejó paulatinamente de leer fragmentos de su obra a pesar de la insistencia de Lewis para que lo hiciera.


Así, volviendo concretamente a la obra del autor, los trabajos de Tolkien se divide (principalmente) en los siguientes libros, El Silmarillion, El Hobbit, y La Triología de El Señor de los Anillos. Paradójicamente, Tolkien escribió El Hobbit primero y posteriormente la trilogía, mientras El Silmarillion, como ya hemos avanzado, nunca lo llegó a completar, habiendo sido editado póstumamente por su hijo, Christopher, en base con las notas y textos que había dejado su padre. De esta manera, El Silmarillion contaría el origen del universo, la edad de las lámparas y los árboles, y la primera y segunda edad del sol e incluso parte de la tercera, mientras El Hobbit y El Señor de los Anillos el final de la tercera edad del sol.


En este sentido, el hecho de que Tolkien nunca terminase El Silmarillion se debió al perfeccionismo que tenía a la hora de darle coherencia a lo que escribía, dado que hay detalles en todas las obras que se relacionan y el autor siempre estuvo depurando estos elementos. De todas formas, estamos hablando de un autor no meticuloso, sino excesivamente perfeccionista; qué esperar de un hombre que ideó lenguas para los diferentes pueblos de la Tierra Media y Válinor antes de comenzar los relatos desarrollando incluso alfabetos y caligrafías diferenciadas (en el caso de los enanos adaptando las runas germánicas) para varias de ellas, o calendarios escrupulosamente confeccionados para algunas de las razas existentes cuando realizaba una narración, de la misma manera que una geografía detallada en la cual situar distancias adecuadas a la hora de desarrollar los diferentes acontecimientos.


No solo eso, la idea de Tolkien era decir que él no había escrito nada, que simplemente trasladaba unas crónicas antiquísimas que habían llegado a su poder y que él había traducido del inglés antiguo.  Este hecho se aprecia en la concepción primigenia de la mitología desarrollada por el autor (en El Libro de los Cuentos Perdidos, editado por su hijo Christopher) en sus primeros esbozos, aunque con posterioridad cuando Christopher publicó tras la muerte de su padre El Silmarillion no se dice una sola palabra sobre Eriol/Aelfewine, pero es altamente probable que si fuese el propio Tolkien quien lo hubiese publicado habría plasmado esta idea. Así, Tolkien al narrar sus relatos nos quiere decir que él no es otra cosa que un mero transmisor de una mitología, mitología que narraba el origen del mundo, de nuestro mundo, dado que la Tierra Media no era otra cosa que la Tierra, y de ahí parte del atractivo de su imaginarium. Abundando en este tema, el origen de lo narrado en El Silmarillion (que recordemos que narra desde el origen del mundo hasta el final de la segunda edad del sol) es en cierta manera paradigmático; estas historias de los primeros días del mundo se conocieron gracias a un marinero medieval, Eriol, un hombre inglés (anglosajón, concretamente) del siglo X que en base con la curiosidad por las leyendas antiguas y un impulso inexplicable tenía intención por descubrir una isla desconocida ubicada más allá de Irlanda.


Llegado un momento de su travesía su barco se elevó por los aires y él y sus tripulantes poco tiempo después se desmayaron. Cuando despertó se encontró solamente él (sin sus compañeros, por tanto) en la playa de una isla siendo rodeado por elfos, seres humanoides pero más bellos y esbeltos que los hombres. Allí aprendió parte de sus lenguas y la historia de los propios elfos, así como también quiénes eran los valar, los maiar, Morgoth y Sauron, y cómo el mundo había sido salvado del mal hacía muchos milenios precisamente en primera instancia de Morgoth y posteriormente de Sauron. Es importante tener en cuenta que Eriol tuvo un privilegio, dado que los hombres mortales no tenían permiso para pisar ni Tol Eressëa ni Válinor, las tierras imperecederas en las cuales habitaban no solamente los elfos, sino también los maiar y los valar, todos ellos seres inmortales, siendo los maiar una especie de ángeles y los valar dioses (por así decirlo) inferiores al Uno, el dios supremo; Ilúvatar.


La pregunta es ¿por qué Eriol pudo viajar hasta Tol Eressëa y Válinor excepcionalmente? Porque los valar querían que divulgasen entre los ingleses los relatos sobre la historia de Arda (el mundo) que había escuchado, dado que en el Fin de los Tiempos habría una batalla entre el bien y el mal nuevamente, de forma que fuesen conscientes de lo que habían prácticamente olvidado sus antepasados. Así, Eriol regresó años después a Inglaterra procedente de las Tierras Imperecederas, cuya belleza está más allá de las palabras, para dar testimonio de lo ocurrido. Además, es importante tener en cuenta que tanto el pasado como el futuro de Eriol era insigne, puesto que sus hijos serían considerados los fundadores míticos de Inglaterra y entre sus antepasados había antecedentes heroicos; así, el motivo por el cual Eriol pudo viajar hasta Válinor se debía a que él era descendiente lejano de Eärendil, el marinero medio hombre y medio elfo que se convertiría en la estrella vespertina, el planeta Venus, por llevar en su frente uno de los Sílmarills (joyas que captaban la luz que emanaba de los árboles sagrados de Válinor), y que milagrosamente consiguió llegar a Válinor para interceder por los hombres y los elfos en base con la destrucción que Morgoth estaba infringiendo a la Tierra Medía.


Por decirlo de alguna manera, Tolkien hace más atractivo su relato pretendiendo hacerlo deudor del de Eriol, siendo El Silmarillion el conjunto de textos que este navegante tradujo de las lenguas élficas al inglés antiguo y que Tolkien nos comenta que él a su vez tradujo del inglés antiguo al inglés moderno. Por su parte, la historia de la lucha contra Sauron se narra en parte en El Silmarillion, pero principalmente en El Hobbit y sobre todo en El Señor de los Anillos, siendo estas dos últimas obras las crónicas recogidas en el denominado como El Libro Rojo de la Frontera del Oeste, redactadas respectivamente por Bilbo y Frodo Bolsón, los héroes de ambas obras, y que Tolkien dice que fueron transcritas por generaciones hasta que estos textos llegaron a sus manos. En cierta manera, podríamos decir que El Silmarillion habla de la lucha contra Melkor mientras El Hobbit y El Señor de los Anillos contra Sauron, dos entes malignos con poderes sobrenaturales que se sucedieron en sus ansias por dominar a los hombres y a los elfos.

sábado, 19 de novembro de 2022

Vai de morto quen non foi de vivo…




“¡Vaya!, después de saltar se me ocurrió que la vida es perfecta, la vida es lo mejor. Está llena de magia, belleza, oportunidades, y televisión ¡Y sorpresas, muchas sorpresas! Y después está eso que todo el mundo quiere que perdure, pero la gente solamente lo siente cuando ya se ha desvanecido. Todo eso me impactó en cierta manera. Supongo que eso solamente lo ves claramente cuando estás, ya sabes, vivo…”. 

mércores, 31 de agosto de 2022

Midsommar y quedarse solamente en la superficie…


Cuando alguien rompe una relación intensa o de larga duración se produce un trauma de mayor o menor graduación porque algo capital en tu vida se rompe. Sobre ello creo que en este blog he hablado bastante/dado bastante la brasa a lo largo de todos estos años, porque esta fue la vía para canalizar mis angustias. La primera vez que pasa, cuando la relación ha significado algo de verdad, suele devastar, pero en las siguientes ocasiones si bien estás ya prevenido no deja de doler, faltaría más, pero lo afrontas con más entereza, o cuando menos en mi caso.

Si bien yo canalicé mis angustias en este modesto y cutre blog, Ari Astern, una persona con mucho más talento, realizó una película a modo de parábola en la cual se ven los últimos momentos de la relación entre dos personas. Con todo, el paisaje (nunca mejor dicho) en el que se desarrollan estos instantes es ciertamente peculiar, siendo ciertamente un contexto, llamémoslo así para no hacer spoilers, intrigante. De esta manera, podríamos decir que la película tiene muchas capas, la de la ruptura y otras secundarias, en los márgenes, que nos ubican dentro de un ambiente en el que se aprecian elementos como el neopaganismo, sectas, extrema derecha, drogas, vulnerabilidad, soledad, etc, etc, etc. 

Si te quedas con la primera capa ves un universo “cuqui”, estéticamente muy bello, lleno de ropas blancas, coreografías, exotismo, y al mismo tiempo cómo una relación sin mucho futuro se acaba de descomponer a lo largo de todo el film mientras su protagonista se “redime”. En este sentido, algunas chicas, principalmente, se han quedado en esta capa más superficial, en la de la ruptura, y han obviado las demás. Así, en cierta manera parecen apelar al feminismo que destila la película para alabarla, pero al mismo tiempo no da la sensación de que sean conscientes del hecho de que no todas las chicas salen bien paradas de sus vacaciones por Suecia... Siendo sincero, no tengo la sensación de que sean personas muy reflexivas, y quizás lo que más miedo da de Midsommar es la interpretación simplista que hace esta gente de lo que han visto a pesar del mal cuerpo que te deja la película después, sobre todo, de su última escena, insisto, su última escena… 

 


Pero precisamente, que haya personas que lleguen a estas conclusiones se debe a una labor deliberada del propio director, puesto que desde el inicio la película pretende que te metas en la piel de la protagonista para que sientas lo que ella ha sentido, y ciertamente parece que lo logra pasmosamente bien en la medida de lo posible, puesto que no poca gente acaba justificando las tradiciones “peculiares” de los Hårga, la “comuna” de la que Pelle (el estudiante sueco de intercambio que lleva a sus “amigos” americanos a Suecia) forma parte y en la que las drogas son elementos importantes para estar en “contacto” con los dioses y la naturaleza. Y es que parece que nos situamos irremediablemente desde el principio ante un destino que no tiene vuelta de hoja, dado que Ari Astern es bastante compulsivo y desde el comienzo va dejando detalles, miguitas de pan, que ya apuntan a cómo van a acabar las cosas, en tragedia, o como decía el primer álbum de This Mortal Coil, “it’ll end in tears



No creo que haga falta prestar mucha atención a las capas menos superficiales de la película para sentir lo tremendamente inquietante de la historia, aunque esos factores de la intriga se hallen muchas veces en los márgenes. Y es que son esas películas en las que te quedas pensando al final de la misma, aquellas que te hacen pensar sobremanera, aquellas que hacen que se te remuevan cosas por dentro las que merecen la pena, y en líneas generales creo que Midsommar llega a provocar todas esas sensaciones, o por lo menos, para muchas personas así es. 



Quizás no calificaría a la película como un film de terror (como folk horror suelen ser clasificadas las películas de terror con neopaganos), sino más bien un thriller psicológico, un hecho que a veces puede provocar más malestar que la clásica película gore, dado que la violencia muchas veces no tiene que ser solamente física (aunque aquí existe, pero no siempre se ve), sino mental, de manipulación, y de esos elementos está plagada la historia. Esta justificación de lo injustificable por parte de algunos espectadores es quizás un triunfo del director, como ya hemos indicado, pero también estoy seguro de que al propio Ari Astern le gustaría que el espectador tirase algo más del hilo, o que siguiese esas miguitas de pan que ha dejado, unos caminos que desarrolla en las entrevistas o en la versión extendida de Midsommar. Por ese motivo, es probable que esta película pueda ser peligrosa para mentes poco amuebladas o fácilmente manipulables, porque se van a quedar solamente en la superficie y no van a querer pensar más allá de lo obvio.

 

 

Por otra parte, me gustaría sacar a colación una frase del propio director, en la cuál dice algo así como que en esta película él es Dani pero que en otros momentos de su vida ha sido Chris. De esta manera, dentro de unos parámetros de la normalidad, cada uno de nosotros deberíamos preguntarnos cuántas veces hemos sido uno y cuántas veces el otro antes de justificar cosas injustificables, porque aunque no lo creáis de eso va el fascismo y en general cualquier forma de totalitarismo, que no es otra cosa que una suerte de absolutismo monárquico adaptado al mundo actual, en el cual se justifican verdaderas salvajadas por el bien de la comunidad, una comunidad de personas que por cierto es más importante que cada individuo que la compone en solitario. De hecho, no hay que olvidar que Ari Astern es un judío americano, y que no es muy optimista con el futuro de su país entre otras cosas por el neofascismo y el supremacismo blanco que asoman más que la patita en Estados Unidos. Estos dos últimos elementos van de la mano, y en ellos no pocas veces se aprecia en los grupos más radicales (de tendencia neonazi muchas veces) veneración y reverencia por el paganismo germánico, destacando dentro del mismo la tendencia vikinga, cultura a la cual precisamente perteneció Suecia y toda Escandinavia. 



Por tanto, ver la película atendiendo tanto a los márgenes como a la historia principal hace que la narración sea más poliédrica e interesante, pero con todo, a pesar de que haya gente que no sea del todo consciente de esos márgenes, estos están presentes en gran manera, y por eso la película se ha convertido ya en un clásico que prácticamente forma parte de la cultura popular cinematográfica, dado que no es solamente pasto de fotos y collages para Pinterest colgados por personas intensitas (y lo dice precisamente una persona que tiene una cuenta), sino que hay hasta peluches, disfraces, vídeos musicales, o un sinfín de memes inspirados en Midsommar, lo que indica que de alguna manera se ha convertido en un clásico contemporáneo. 



sábado, 11 de xuño de 2022

Bubble de Jon Hopkins y King Creosote.

Me acabo de acordar de que tenía un blog, y que de cuando en cuando publicaba cosillas y tal. Bueno, le doy uso a la etiqueta de las canciones (que hace tiempo que no la empleaba) y me piro, vampiro. Chauses!

 

venres, 15 de outubro de 2021


Ha muerto Paddy Moloney, el único de los miembros original de los Chieftains que permanecía vivo. Recuerdo que cuando Carlos Núñez sacó su primer disco fue cuando los conocí, dado que colaboraban en el disco y el propio Moloney se lo produjo, y para mí lo cierto es que A Irmandade das Estrelas es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos (después de él Carlos Núñez no ha vuelto a hacer algo tan potente, en mi opinión). El tema era atrayente, porque en Galicia somos muy celtarras y cualquier tipo de conexión con Irlanda a nosotros nos toca la fibra; en tiempos recientes cuando Galicia se piensa en sí misma hay dos países que nos influyen, Portugal (por motivos obvios) e Irlanda, de hecho el himno gallego sin el famoso Libro de las Invasiones irlandés nunca habría existido. Quizás pocos extranjeros hayan hablado tanto de Galicia en el mundo anglosajón, y de hecho llegó a ganar un Grammy (de los de verda, no un Grammy latino, y tiene cinco más) con el disco "Santiago", inspirado por la música tradicional gallega. Pero fuera de este ámbito hay que decir que ha colaborado con gran parte de los más grandes de la música anglosajona (americana, irlandesa, y británica) y en bandas sonoras tan reconocibles como Barry Lyndon. Me atrevería a decir que después de U2 pocos grupos irlandeses han tenido tanta repercusión en el extranjero, y quizás dentro de Irlanda se les estime como mejores embajadores que Bono y compañía, y en mi opinión, su legado seguramente durará más tiempo por el valor que tiene.

Más allá de todo esto, recuerdo haber visto a The Chieftains dos veces, una en las fiestas de Ourense en el 99 y otra años después en Ortigueira (2004, quizás). Y tengo que decir que me lo pasé muy bien la primera vez, y en la segunda, pues... en Ortigueira, la verdad, la música mola, pero allí la gente andaba más por aquel entonces en cosas más recreativas. Ejem. 

Como se puede ver en la foto, su cara es muy irlandesa, si tuviese barba sería semejante a la de los duendes conocidos como leipreachán. En fin, qué la tierra le sea leve.